CalaTé. Reflexiones sobre la masculinidad confinada.
Este domingo 10 de mayo tuvimos nuestro tercer CalaTé, un espacio de reflexión y debate para compartir entre todas. En esta ocasión hicimos una llamada a los hombres para hablar de masculinidades y estuvimos unos 13 hombres reflexionando en común.
El confinamiento se está convirtiendo en un experimento social a gran escala y es importante ponerle la mirada feminista. Algunos estudios revelan que durante el confinamiento ha habido un reparto más equitativo de las tareas del hogar pero que aún estamos lejos de la corresponsabilidad.
https://www.eldiario.es/tribunaabierta/hombre-confinado_6_1008659143.html
https://www.elsaltodiario.com/coronavirus/confinamiento-hombres-feminismo-masculinidades
Recomendábamos estas lecturas previas con las que introducimos el debate y posteriormente lanzábamos unas preguntas:
¿Cómo nos sentimos?
¿Cómo nos sentimos? ¿qué emociones afloran y cómo las vivimos? ¿Cómo llevamos eso de meter el patriarcado en casa? Griterío, paciencia, cambio de roles, me involucro en el hogar desde el autoritarismo, no me adapto… ¿Nos hemos sentido desubicados? ¿Nos han arrebatado nuestra función? (ganapán, espacio público).
«A nivel emocional esto ha sido un bofetón, debemos gestionarlo pero no es complejo. Además de gestionar ese cambio de roles.»
«Al principio lo vivía con ilusión para aprovechar el tiempo en cosas pendientes y centrarme en lo importante pero me doy cuenta que estar encerrados 24h se hace muy intenso. En cuanto al teletrabajo veo que no me cunde, que necesito separar lo laboral de lo personal/familiar.»
«A veces tiendo a enfrentar la situación racionalizándola en lugar de poner el foco en las emociones. Me voy hacia lo político, a lo racional, sin exponerme.»
«En mi caso estamos disfrutando de la familia, de la educación de las niñas… es una parte complicada pero aprovechando y disfrutándola. Siento algo de inseguridad por el futuro pero no tengo claro cómo está el “hombre confinado”.
«Este confinamiento me ha revuelto, he vuelto a llorar con las películas, he sentido mucha rabia y la he descargado con la gente de las redes, de los chats… Me han cabreado mucho las redes, porque tenía las emociones a flor de piel. Ahora tengo más agorafobia, me resulta insegura la calle».
¿Cómo está influyendo el confinamiento a las masculinidades o las masculinidades al confinamiento?
¿Qué desigualdades de género está poniendo en evidencia el coronavirus? ¿Estamos asumiendo nuestras responsabilidades de cuidado? ¿Cómo se reparten por género los espacios domésticos en el confinamiento? ¿Hemos acaparado privilegios como salir a la calle a comprar u otros? ¿Hemos querido exponernos (al salir) para salvar y ser héroes? ¿Hemos tomado “el mando” de lo doméstico? ¿Hemos respetado las medidas de seguridad?
Vemos que las mujeres siguen siendo quienes asumen las tareas domésticas y de cuidados.No solo debemos de poner el foco en quién hace y qué hace, sino también en el cómo se hace. No podemos irrumpir en lo privado arrasando con nuestros modos patriarcales mandando y disponiendo. ¿Estamos asumiendo lo doméstico desde una lógica patriarcal? ¿Me estoy adueñando de un espacio que no me corresponde para adquirir otro rango dentro de la jerarquía del hogar? Hay diferentes tareas, no es lo mismo cocinar que limpiar el váter.
Esto puede dar lugar a engaño. Debemos de ver entre líneas donde están las actitudes machistas y sexistas. No estamos libres de ellas, nos dejamos llevar en las tareas del hogar haciendo cosas pero no nos quebramos la cabeza en organizar. La responsabilidad es una cosa (la carga mental) y el trabajo físico es otra, y la responsabilidad la lleva la mujer.
La familia es una institución de la sociedad patriarcal ¿Una solución sería destruir la familia? pero qué ponemos en su lugar. Tal vez podemos ir transformándola, haciendo tribu, trabajando conceptos de familia más abiertas, más de apoyo mutuo… por ejemplo en los entornos rurales hay más sentido de comunidad.
Si no nos ponen delante un espejo a los hombres diciendo que nos estamos equivocando no vamos a cambiar. Necesitamos que nos pongan el espejo porque no somos conscientes de muchas cosas.
Cambiemos lo sutil, el machismo simbólico.
Era curioso ver a los hombres perdidos en el súper buscando las cosas de la lista de la compra. Creo que se ha visto al hombre salvador que ha salido más por salvar, por exponerse él como héroe, que por corresponsabilidad. Nos han pedido que nos quedemos en casa, que lo heroico es la inactividad y hemos visto como las auténticas heroínas de esta situación han sido las mujeres que han seguido cuidando a personas dependientes, en las residencias de mayores, en los hospitales, con las tareas de limpieza de estos espacios, etc.
Las primeras semanas parecía que los hombres estábamos muy activos en las tareas del hogar, era algo anecdótico que se compartía mucho por redes, se visibilizaba (mirad que paella he hecho); pero al parecer ya se ha quitado eso del foco y lo ha retomado la mujer. Solo queríamos ser protagonistas del momento.
Masculinidades post-COVID
¿Hemos tomado conciencia de nuestra interdependencia? ¿De cuánto nos necesitamos? ¿Esto va a suponer una mayor implicación de los hombres en los cuidados? ¿Sabremos los hombres aprovechar esta situación para reconfigurar nuestra participación en los cuidados? ¿Traerá cambios o más de lo mismo?
Es interesante el nuevo espacio que se ha abierto. Un espacio de transformación de las personas y de los hombres en particular. Hay que aprovecharlo. Nosotros, en nuestros círculos de amigos, cercanos, tenemos una responsabilidad muy grande ya que tenemos que sensibilizar a nuestro entorno
Para mucha gente no va a haber excusas, si estás en casa 24h en casa no tendrás excusas para repartir no solo las tareas sino la carga mental. Podemos ser buenos operarios, sacando la basura, etc, pero nos queda la parte de la carga mental.
Puedo ser optimista pero después veo que durante el confinamiento han aumentado las llamadas al 016, o que en el WhatsApp del colegio sigue habiendo solo uno o dos hombres, o que veamos anuncios de cerveceras donde salen hombres, uno que abre el bar y el resto que están extasiados de la apertura después del confinamiento, o en el que exponen a la camarera como objeto sexual.
A veces se apela mucho a las opresiones que sufrimos los hombres en estos espacios ya que son muy leves si las comparamos con las violencias machistas que sufren las mujeres. , por lo que urge el trabajar esas violencias que se ejercen y ejercemos sobre las mujeres.
Uno de nuestros deberes es influir en nuestros círculos, ser modelos y referente, y darle importancia trabajo personal.
¿Qué va a pasar en las escuelas? Si el estado no se hará cargo de gran parte de la educación esta recaerá de nuevo en las mujeres.
¿Y cómo será la recuperación del empleo? quienes van a sufrir más esto son las más vulnerables. Las mujeres han tenido y tienen el papel más importante en el confinamiento y serán quienes más sufran esta crisis.
Parece que los cuidados se han puesto en el centro de muchos discursos. Es importante y es urgente. Me siento muy llamado al hecho de acompañar y nombrar cosas con otros hombres. ¿Cómo generamos mecanismos de seguridad y atención a quienes más lo necesitan? Esto es responsabilidad de todos, hagamos red.
Este confinamiento puede ser una oportunidad, pero eso no implica una garantía de que la aprovechemos.
Paola Ruiz-Huertas: “Tal vez el hombre confinado pueda llegar a descubrir, en estos días, que salirse de la lógica productiva, patriarcal y machista genera cambios importantes y positivos en su vida y en la de quienes le rodean. Cambiar el pequeño mundo de cada uno es la única manera de cambiar el mundo.”
Lionel S. Delgado: “La forma en la que los hombres aterricen en la casa puede ser engañosa. Las tareas domésticas, llevadas por una lógica patriarcal no suponen ningún logro magnífico. En cambio, aprovechar esta situación para relajar las exigencias que integramos los hombres, mirar hacia dentro de nuestras casas para cuidar, expresarnos y aprender a comunicar más y mejor, podría suponer un inteligente movimiento de cambio social.”